Cuando decidimos casarnos estamos tan pletóricos que queremos compartir esta experiencia con todo el mundo. Contamos con nuestra familia y sobre todo con nuestros amigos.
Son una parte fundamental de nuestra vida y, en muchas ocasiones, han sido testigos, cómplices e incluso artífices de que esta historia haya llegado hasta este punto.
Todos se alegran muchísimo por nosotros cuando les damos la noticia, o al menos eso parece.
La verdad es que, muchas veces, cuando nos invitan a una boda nos meten en un pequeño ‘marrón’. No tenéis ni idea de cuantas veces lo he escuchado. Por eso he pensado escribiros un post en el que recoger las cosas que vuestros amigos odiarán de vuestra boda y así ayudaros a evitarlas.
10 cosas que tus amigos odiarán de tu boda
1. Tener que escucharte hablar de los preparativos 24/7
Es normal que estés emocionad@ pero hay que tener cuidado, porque es muy fácil volverse monotématico. Está bien que quieras hablar sobre los preparativos de la boda con tus amigos, pero intenta filtrar quién está más receptivo. Si te preguntan entonces cuéntales pero intenta ser moderado.
2. Tener que organizar una despedida de soltero muy cara y aparatosa.
¿Dónde quedarían las despedidas de soltero de toda la vida? La verdad es que es de las pocas cosas tradicionales que mantendría, pero bueno para gustos hay colores.
Cada vez está más de moda hacer de la despedida de soltera y soltero unas vacaciones de varios días, lo cual conlleva un mayor gasto.
Se entiende que los novios no tienen nada que ver con esto y que es una sorpresa, pero algo habrás dejado caer acerca de lo que te gustaría y lo que no. ¿Si no cómo llegan nuestros números de teléfono a esos grupos de Whatsapp llamados ‘La despedida molona de Pepita’? Alguien se lo habrá dado a este grupo de 25 personas que no conozco de nada…
Mi recomendación es que le encargues la despedida a alguien que te conozca de verdad, que hagáis sólo una y que asistan sólo tus amigos más cercanos. Serán personas a las que no les dolerá hacer el gasto extra y que de verdad quieran ir.
3. Tener que hacer un vídeo haciendo el payaso
¿No me digas? ¿Con la canción ‘Marry you’ de Bruno Mars? ¡Cuánto daño ha hecho Youtube!
Esta sorpresa se ha hecho tantas veces que ya casi forma parte del protocolo de la boda.
Aunque también se supone que estos vídeos son sorpresas para los novios, muchas veces los amigos están sugestionados por lo que uno de los novios piensa que “estaría tan guay”.
Mi consejo es que todo lo que esté relacionado con sorpresas pase el filtro de vuestra/o Wedding Planner. Es la persona que sabrá lo que encaja y en qué momento, la operativa que conlleva y lo que se debe descartar (oops, ¿qué no tienes Wedding Planner? Aún estás a tiempo).
4. Tener que viajar para ir a tu boda
Hoy en día es habitual tener que desplazarse para ir a una boda. Viajamos, trabajamos fuera y nos enamoramos por el camino. También están las bodas tipo elopement que son una fantástica opción para hacer algo pequeño y unir la boda con la luna de miel.
No obstante, si sabemos que los invitados a nuestra boda van a tener que desplazarse, intentemos tener un detalle con ellos.
Incluid un apartado en la invitación o web de la boda con indicaciones acerca de la mejor manera de llegar al lugar de la boda. Dadles opciones de alojamiento solicitando tarifas especiales en hoteles cercanos, contratad transfers si es posible…
Preguntad a vuestra/o Wedding Planner acerca de la mejor manera de gestionar los desplazamientos de vuestros invitados. Si les facilitáis la tarea y les ayudáis a ahorrar un poco lo agradecerán mucho.
Mi humilde opinión es que, si sabéis que los invitados que finalmente acudan van a hacer un gasto importante por tener que viajar para asistir, omitais el número de cuenta en la invitación. No sabéis la de veces que he escuchado decir que cuando te invitan a una boda fuera de la ciudad lo que te están haciendo es una faena. Pero esto ya es una decisión personal.
5. Que la boda sea muy formal
A muchos invitados les da pereza tener que ponerse un traje formal, asistir a una ceremonia que poco o nada tiene que ver con los presentes y tener que sentarse durante dos horas con la gente que les toque.
Haz una valoración del tipo de boda que quieres y de a quienes vas a invitar. Cierto es que es tu día, pero a lo mejor no todo el mundo encaja y es mejor que metas la tijera en la lista de invitados.
6. Tener que ‘comerse’ un vídeo infinito con fotografías
Encima siempre son iguales. Fotos vuestras desde que érais un cigoto hasta hoy, pasando por la terrible adolescencia.
Son un poquito rancios a estas alturas, pero si queréis poner un vídeo, perfecto. Eso sí, que no dure más de tres minutos porque de lo contrario se hace eterno. La cruda realidad es que tus invitados quieren comer, beber y poco más, así que céntrate en elegir un buen menú y en proporcionar comodidad.
7. Que no puedan pedir una copa hasta que termines de repartir los detalles
Quien dice los detalles dice el ramo, un regalo para tu madre, otro para tu suegra, que hagas el pino puente y dos volteretas. Reconozcamos que a veces se nos va de las manos. Y lo peor no es que estemos durante lo que parecen dos vidas reparetiendo regalos. ¡Lo peor es que no me sirvan una copa!
Esto me ha pasado en varias ocasiones porque los novios quieren exprimir al máximo el tiempo de barra libre contratado y, claro, no quieren que empiece hasta que abran el baile.
Entonces alma de cántaro, ¿qué se supone que tienen que hacer los invitados que ya han tomado postre y café y no tienen nada delante? Tened esto en cuenta porque se van a quejar a los camareros y va a quedar fatal.
8. Que les regales algo inútil como recuerdo de la boda
En serio, ¿para qué narices quiero yo un espejo con tus iniciales? Un espejo o cualquier objeto que se les ocurre regalar a los novios en su insaciable búsqueda de ser la boda más original del año. ¿Tenéis vosotros a la vista en casa los recuerdos de las bodas de los demás? La respuesta es rotundamente no. Así que, ¿para qué gastar dinero en algo que no cabe dentro de un bolsito de fiesta o en el bolsillo de un pantalón de traje?
Las triste realidad es que la gran mayoría de las veces compramos detalles para los invitados por el qué dirán si los omitimos. Nos da miedo quedar mal, parecer cutres… Pobrecitos míos, no sabéis lo que os espera si seguís preocupados por lo que opinan los demás.
Mi consejo es invertir en cosas que se vayan a usar en el evento, como las benditas manoletinas. La única sensación equiparable a quitarte los tacones cuando sientes brasas ardiendo en la planta del pie es quitarte el sujetador después de un largo día de trabajo.
Creedme. Esto sí que te lo agradecen.
9. Tener que conducir para volver a casa
Alquilar un transfer para desplazar a tus invitados es, sin duda, un gasto. Sin embargo, debes tener en cuenta que si has elegido un espacio de difícil acceso, es decir, desde el cual no se puede coger un taxi y ya está, los invitados no van a poder beber. Es en este caso en el que has perdido dinero, porque has pagado una barra libre que no todos pueden disfrutar.
Valora una localización más cerca de la civilización o pon un bus.
10. Ser víctimas de las inclemencias del tiempo
Queridos futuros esposos,
Os rogamos encarecidamente que valoréis las recomendaciones de los profesionales del sector bodil, sobre todo el dueño de una finca que sabe de sobra dónde pega el sol a la misma hora todos los días, o que en determinada época del año suele llover o hacer un viento huracanado.
No sólo os lo van a agradecer los proveedores que podrán prestar un mejor servicio, sino vuestros pobres invitados, que acabarán achicharrados bajo el sol de julio porque alquilar una carpa te parecía un gasto innecesario.
PD. Si sigues en tus trece entrega botes de crema solar como detalles para los invitados.
Saludos cordiales,
Tu Wedding Planner que te dice las cosas como son.
Carolina,
“Vámonos de Bodorrio”